sábado, 21 de julio de 2012

¿Por qué me ha tocado ser yo?

Yo. Esa persona difícil de entender, hasta para mi. De todos los seres humanos, de todas las personas de este maldito universo, me tocó a mi, precisamente, ser yo. ¿Que os voy a contar de mi? La mayoría ni siquiera os interesara saber quien soy yo. Yo, con mis inseguridades, mi poca autoestima, y... mis mentiras. 
Mentiras, normalmente para no causar daño a aquellos que se preocupan por mi. Esa autoestima que tengo, que todos creen que tengo, es muy poca. Hago ver que me siento a  gusto conmigo misma, que confío en todo lo que hago, que soy fuerte. Pero es todo una fachada. La verdad de el porque de hacer las cosas sin pensar, confiando en mi misma, es solo para animar a los demás, y por sentir la mini adrenalina correr por mis venas. Intento que los demás sean felices, y estén a gusto con ellos mismos, que se crean capaz de cualquier cosa, porque así es como uno llega a ser alguien, pero siempre hay que predicar con el ejemplo. 
Muchas veces, han tenido que ser ellos, los que han recogido mis trozos de corazón roto, de desilusión, de tristeza y pesimismo. Pero eso es lo que hacen los seres queridos, por eso aunque no me gustan las peleas, y nunca me he metido en una, soy capaz de cualquier cosa, por defender a esas personas, que con tan poco tiempo consiguen mi confianza.
Y esa es otra, no se si virtud o defecto. Confío demasiado en la gente que acabo de conocer, y les cojo cariño enseguida, el problema, es cuando me fallan, suelo perdonar rápidamente, pero si me hacen mucho daño, la confianza no vuelve... y eso me atormenta cuando pienso en una persona, que me ha fallado, y en la que no creo que pueda volver a confiar, nunca. 
Siempre he creído que no tenía ninguna afición, algo que me animara, como algunos tienen al fútbol, al baloncesto, la fotografía... etc. Pero he descubierto, que lo que me fascina, me relaja, me motiva, me sorprende, y me hace llorar y reír, es la lectura.
Mis miedos, son de niña de 5 años... pero de eso ya hablare en otra entrada. 
Otra cosa, son mis repentinos cambios de humor, de pasar a ser una niña dulce, mimada y cariñosa, a una cría de cinco años malcriada, a una filosofa en potencia. Tan pronto puedo decir, que la vida y el amor son maravillosos, como ponerlos a parir. 
No para de decir palabrotas, y soy una vaga que no sabe hacer nada, además de tonta, apruebo por los pelos y no se nada de política ni que pasa en este puto mundo. 
Ojalá algún día encuentre a alguien, que sepa aguantarme con todo esto y más... tengo mucho cariño que dar y necesito a alguien... :)
"Lo importante no es la respuesta, sino la pregunta."

jueves, 14 de junio de 2012

Gotas de agua.

Con esta entrada, pretendo expresar lo que siento cuando llueve. Ya que a la mayoría de gente que conozco (estoy segura de que habrá gente como yo y con diferentes opiniones) el sonido de las gotas golpeando suavemente el cristal de la ventana y la manera en que se ve la ciudad... les suele relajar, en cambio a mi, es como si alguien se pusiera a hablar a mi lado y a golpearme con un martillo en la cabeza.
Recuerdo una noche en casa de una amiga, cuando me desperté por culpa de la lluvia a las seis de la mañana, recuerdo que después de eso, me pasé una hora dando vueltas, al cerrar los ojos, se me metían en el cerebro el sonido del agua cayendo y golpeando la ventana; también recuerdo como al levantarnos a mi me dolía la cabeza por culpa de aquella lluvia, mientras que mi amiga me decía, lo relajada que se sentía después de escuchar llover. 
Otro ejemplo, es cuando voy en coche con mis padres, y me madre me dice lo bonita que esta la ciudad mientras llueve. En mi opinión, es cuando más triste, solitaria y silenciosa está, quizá por eso le gusta tanto a mi madre, quizá por eso la mayoría de gente dice que le relaja, pero yo no puedo sentir otra cosa que nerviosismo, no puedo estar en un lugar donde todo se reduce al silencio, necesito escuchar algo de fondo, aun que sea un murmullo, pero cuando llueve, solo se escucha la lluvia, las gotas, el agua, el silencio. Un silencio que para mi se vuelve inquietante.
En cambio, me podría pasar horas mirando las llamas del fuego, con música de fondo. 
Para mi, si que sería relajante,  sentarme delante de una fogata, y quedarme mirando las llamas de color rojo, mezcladas con amarillo y naranja, un fuego amenazante, imponente, mezclado con pasión y rabia, un fuego que me da fuerza para seguir luchando y no rendirme jamás.
Claro que cada uno, tiene su opinión.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Historia, clase

Los alumnos se habían ido en cuanto sonó el timbre, que anunciaba la hora del patio, y el profesor que había de guardia, el primero. Nunca entenderé esas ansias por salir corriendo… como si el patio fuera a desaparecer en cualquier momento. Después de recoger mis cosas, me levanté lentamente de la silla, concentrada en mis pensamientos, no me apetecía salir de allí, tenía demasiadas cosas en la cabeza, y si salía de esa clase, debería enfrontarme a uno de mis problemas y aun no estaba preparada. Mientras caminaba hacía la puerta, pensando que estaba sola, oí como alguien decía mi nombre detrás de mí, y cuando me giré, lo vi allí, tan tranquilo, con su pelo castaño claro alborotado, igual que siempre, mirándome fijamente a los ojos, entonces se me cayó la mochila al suelo… ¿Qué se suponía que quería ahora? Pero no pude preguntar nada, no tenía fuerzas, no me salía la voz… y él se iba acercando cada vez más, así que empecé a retroceder hasta que choqué con mesa del profesor, y tragué saliva, no podía dejar que me dominaran los nervios. 
-¿Qué quieres? –pregunté, intenté sonar lo más segura de mi misma posible.
-A ti. 
Volví a tragar saliva, esta vez más nerviosa, habían pasado demasiadas cosas entre él y yo, cosas que no sabía como explicar, ¿De verdad me estaba enamorando de ese chico? ¿Tanto ansiaba volver a besarle? Disimulé todo lo que pude mi nerviosismo, y volví a responder con seguridad.
-No tienes pelos en la lengua, ¿eh?
Antes de responder sonrío -¿Siempre tienes que tener la última palabra?
Mientras hablábamos él se había acercado a mi, tanto que podía oírle respirar, me empezaron a temblar las piernas, así que tuve que apoyarme en la mesa que tenía justo detrás, mientras que él aprovechó ese movimiento para apoyar las manos en la mesa, alrededor de mi cintura. Se acercó a mi oreja, y justo con el mismo tono con el que yo le hablé aquel día en el parque, susurró:
-Si quieres que pare, solo dímelo.
Me dejó sin aliento, volví a tragar saliva, ¿Cuántas veces había tragado saliva ya? Empezaba a preocuparme, al final me dejaría sin… mientras yo pensaba en mi saliva, él separaba su boca de mi oreja, y con su cara a pocos centímetros de la mía, yo ya no pensaba en mi saliva, simplemente, ya no pensaba, me había perdido en aquellos fantásticos ojos azules, azules como el cielo… y entonces noté como se le dibujaba una sonrisa en los labios, sus perfectos labios, no pude evitar sonreír yo también, y es que últimamente, des de que lo tenía cerca, era algo que me ocurría muy a menudo. Quizá él tenía razón, y era inútil seguir resistiéndome… Nuestros cuerpos se rozaban, a penas podía pasar ya el aire, aire que a mi me habría ido muy bien, porque empezaba a tener mucho calor, temía que en cualquier momento pudiera desmayarme y quedarme allí inmóvil. Mientras mi cabeza daba vueltas, intentando aclarar todos mis sentimientos, él me besó. Para cuando quise darme cuenta, yo le estaba abrazando por el cuello, y él me había subido a la mesa, fue un beso apasionado, deseado por los dos, un beso que dijo mucho sin decir una palabra. Tuvimos que separarnos durante unos segundos para poder respirar, en ese instante él me contempló cogiéndome la cara con las manos. No pude evita pensar que él había ganado, después de todo, después de tanto tiempo, él tenía lo que quería, lo que a estado buscando durante todas estas semanas, era suya. Todo mi ser, desde la punta de los pies, hasta las puntas de mi pelo, era todo suyo. 
-Te quiero. –Lo dijo en susurro, a penas lo escuché. 
No me dio tiempo a responder, tampoco a sorprenderme durante mucho rato, pues en seguida me volvió a besar, como si no quisiera escuchar mi respuesta. Pero lo obligué a separarlo de mí, y mientras me miraba, y yo me volvía a acercar a sus labios:
-Yo también te quiero. –Y rocé nuestros labios lentamente.
Y después de besarme otra vez, me acarició el labio inferior, me dio un pico y puso su mano encima de mi rodilla, mientras me besaba en el cuello, sus manos empezaban a subir hasta que llegaron al borde de mi pantalón corto, entonces las puso directamente por debajo de mi camiseta, acariciándola suavemente, me la quitó, y sus besos empezaron a bajar… entonces fue él quien se quito la suya, y yo admiré su perfecto torso desnudo, acariciándolo suavemente, mis ojos marrones no podían apartarse de los suyos. Definitivamente, había perdido el control de mi cuerpo, ya no sabía lo que hacía, me estiré en la mesa y él apoyó su cuerpo contra el mío, su tacto hizo que me estremeciera, se empezó a mover poco a poco, sensualmente, estaba claro que él sabía lo que hacía. Estaba a punto de perder el sentido, aquello era demasiado para mi, sí, lo estaba deseando, no lo niego, pero él y sus besos llegaron hasta mi ombligo, fue como un golpe a la realidad, aquello no podía estar pasando, estábamos en una clase, y dentro de poco volverían los alumnos. Por mucho que deseara aquello, no podía ocurrir, ni en ese momento ni en ese lugar, debía poner fin a aquello antes de volver a perder el conocimiento y el control de mi cuerpo…

martes, 29 de mayo de 2012

Historia, en un parque.



De todas las personas del mundo, de todos los seres humanos de este maldito universo, tenía que encontrarme con él. Y entre todos los momentos posibles, tenía que ser aquel, cuando más sola quería estar.
-¿Sabes que ya han cerrado el parque? –Me dijo mientras se acercaba y sonreía.
Lo miré con cara de pocos amigos, no era el momento de peleas, y si venía con esos aires de superioridad acabaríamos mal. Me levanté del banco ignorándolo, y cuando llegué a la puerta y intenté abrirla, vi que tenía razón, estaba cerrada, no podía ser verdad… miré hacía arriba, estaba demasiado alto. Sentí como la furia crecía dentro de mí, como la impotencia se mezclaba con la tristeza, noté como los ojos me empezaban a escocer, como las lágrimas luchaban para poder salir, pero yo me negaba a derrumbarme, allí no, delante de él no, debía aguantar hasta llegar a casa. Saqué el móvil para mirar la hora, me había quedado sin batería, perfecto… ahora no podría ni llamar a mi madre.
-¿Quieres llamar? Te dejo mi móvil, a cambio de un beso.
Lo fulminé con la mirada. No quería pelearme, no quería saber nada de él ni de nadie. ¿Por qué no me dejaba en paz? Pase por su lado, ignorándolo todo lo que pude, aguantando las lagrimas, tenía intención de ir a la otra puerta, pero si esta estaba cerrada, la otra, obviamente, también, así que fui hacia la valla de atrás.
-¿Dónde vas?
-Lejos de ti. No pienso quedarme aquí toda la noche. –Grité.
-Por favor, si me deseas.
Hice ver que no había escuchado su último comentario.  Examiné atentamente la valla que tenía delante, de un salto podría pasar perfectamente. En el instante en el que me disponía a salir de aquel lugar, noté algo detrás de mi, me giré despacio, temiendo lo que pudiera haber. Y allí estaba él, otra vez, pero esta vez no hizo ninguno de sus estúpidos comentarios, y estaba más cerca de lo habitual; levantó una mano y la pasó por mi mejilla, quitándome así una lagrima, la primera lagrima, la que hizo que las demás  brotaran con gran facilidad. Me di la vuelta bruscamente, para secarme todas las lagrimas y dejar de llorar.
-¿Por qué lloras? –Me miraba muy detenidamente, estaba serio, algo no muy común en él.
-A ti no te importa. –Le dije cuando me gire.
-¿Quién dice que no?
-Olvídame.
-Bésame.
-Y una mierda.
-Lo estas deseando.
Lo miré a los ojos, ¿Qué debía hacer? Y entonces, me cogió de la cintura, sentí como el corazón se me aceleraba, como la adrenalina recorría por mis venas. Le cogí del pantalón y lo acerque más a mí, decidida, segura de lo que estaba haciendo. Él se estremeció, lo empuje sensualmente hacía un banco, y cuando se sentó, me coloqué encima de él. Él me miraba a los ojos, yo tenía el poder, él solo se dejaba hacer, así que metí las manos por debajo de su camiseta, acariciándolo poco a poco, mientras acercaba mi cara a la suya, y cuando nuestros labios estuvieron lo suficiente cerca, volví a mirarle a los ojos, donde distinguí un destello de perplejidad y deseo, rocé nuestros labios poco a poco sin llegar a besarle y vi como cerraba los ojos, así que me acerque aun más, pero esta vez me dirigí  a la oreja, y le susurre:
-A lo mejor, quien lo desea, eres tú.
Sonreí y me levanté poco a poco, y ante su atenta mirada, trepé la valla y desaparecí, absorta en mis pensamientos, en lo mucho que me había costado controlarme para no besarle…

martes, 20 de marzo de 2012

Mi maravilloso mundo

A veces me siento tan incomprendida. Nadie consigue entender mi afición por la escritura... Me gustaría que el mundo supiera como me siento cuando leo, o cuando escribo. Es una sensación maravillosa. Y parece que la gente no entiende que me enfade cuando dicen que los libros son "mierda". Me dan ganas de sacudirles a hostias.
La lectura para mi, es algo más que una obligación de instituto, es un escape a otro mundo. Puedo pasarme horas y horas leyendo, y ni mi entero. Un día perfecto para mi, es un buen libro, y un sofá cómodo con una mantita que me caliente bien, y a partir de ahí, pueden pasar horas y horas y horas... Lo mejor de todo, es que cuando leo, no existe nada más que el libro, es increíble lo rápido que consigo concentrarme, lo rápido que llega a volar mi imaginación, porque una vez empiezo a leer, no veo letras, en mi cabeza se dibujan las imágenes de las explicaciones del libro... es como si viera una película en mi cabeza... simplemente es fascinante.
Por no hablar de que me encanta escribir, con cada palabra que escribo, siento como si me quitaran un peso de encima, para mi la escritura es como una manera de expresarme. Igual que hay gente que necesita el futbol, yo necesito a los libros. Necesito escribir todo aquello que pasa por mi cabeza y mientras escribo, vuela, vuelva alto mi imaginación.
Cada palabra, expresa un significado, un sentimiento, y a medida que escribes o lees, te das cuenta, que detras de cada palabra, se esconde la verdad, que hay que saber leer y entender lo que se lee o escribe para poder descubrir lo que se oculta.
Que pena, que no pueda compartir esta sensación con más personas... pero hay muy poca gente que piense como yo, y que entienda de verdad que los libros no son "mierda". Que son mucho más de lo que parecen.

Cuando uno se enamora, el sentido común desaparece.

Escritos de Amor. 1

+¿Y que tal con aquella chica?- le pregunté mirándolo a los ojos.
-Bueno... no se si le gusto... y tampoco sé si me gusta tanto...- se puso bastante nervioso, y miró hacía otra parte.
+ Averígualo.
-¿Cómo?
+ Bésala- Me miró, perplejo, no se cría lo que acababa de decir.
-Como si fuera tan fácil.
+Lo es.
-Si claro... ¿y si me pega? ¿y si se enfada?
+Sabrás que no siente lo mismo. Además si tú sientes que hay química y que ella también lo desea, seguramente no te equivocas.
-Bueno, bueno... ¿y tú que?
+¿Yo? ¿Que de que?
-Con los chicos...
+Pues como siempre, con miedo a que me vuelvan a hacer daño.
-Debes quitarte ese miedo...
+Supongo, quizá algún día encontraré a alguien... otra vez.
Cuando dije eso lo miré, él no me había quitado la mirada de encima en ningún momento, y cuando lo miré sentí que mi corazón empezaba a latir con fuerza, la gente que antes pasaba por alrededor, para mi ya había desaparecido, y mientras él me miraba fijamente a los ojos, yo sentí que quería besarle. Y entonces nos fuimos acercando, poco a poco... Hasta que nuestras caras quedaron a pocos centímetros, él vaciló un instante, al ver que no me movía, me besó. Un beso, primero tímido y dulce, y al ver que respondía, me dio otro, esta vez con más fuerza, mientras yo le devolvía cada beso y cada caricia...

Espero que os haya gustado este trozo escrito por mi. ;)

miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Razón o corazón?


¿Razón o corazón? ¿Que pasa cuando debes elegir? ¿A que se supone uno que debe hacer caso? ¿Cómo sabes que no la vas a cagar? No lo sabes. Es cuestión de tener suerte. Es cuestión de sentido común, de conocerte a ti mismo/a y saber que es lo mejor. Y por mucho que te digan: "haz lo que te dicte el corazón"; también hay que tener en cuenta a la razón. Porque cuando uno se enamora, no piensa con claridad, hasta en que llega un punto en el que lo debe hacer, debe pararse, y preguntar-se: "¿Razón o corazón?". Porque el amor, no solo es felicidad, también tiene sus pequeños baches, pues "todo lo que vale la pena, cuesta conseguirlo"; además, sin baches, ¿que serían de las reconciliaciones? 
Y la respuesta a nuestra querida pregunta, no es fácil de tomar y tampoco prometo que no haga daño. Yo, decidí escuchar a la razón, pero solo porque el corazón ya lo tenía roto. A veces creo que la cagué, y otras, creo que hice bien; pero no me arrepiento de nada. Lo importante, es que gracias a estos pequeños problemas, aprendemos. Y solo me queda por decir, que hagáis lo que hagáis, decidáis lo que decidáis, siempre os quedaran vuestros amigos que os apoyaran y ayudaran. 
¡Ah! Una última cosa:

"Y un día te darás cuenta de que si alguien te quiso una vez, otra persona podrá volver a hacerlo, y cuando entiendas esto, volverás a sonreír."